domingo, 7 de marzo de 2010

Los roles de los alumnos en el aula: primera parte

Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás
Voltaire


Resulta curioso pensar que, a pesar de que las generaciones son muy diferentes unas de otras, pareciera que existen ciertos papeles que están destinados a “repetirse” entre los alumnos. Sin embargo y como alerta previa, es importante que antes de comenzar con este articulito siempre tengamos presente el “efecto pigmaleón ”. Tomando esta precaución podemos continuar.

¿Por qué siempre existen alumnos que se esfuerzan en ser los “distraídos” o los “tímidos” o incluso los “eternos preguntones”? ¿Por qué siempre hay roles que se repiten generación tras generación? La verdad… esto es un tema que no trataré en este momento, lo que me interesa realmente es aprovechar estos roles. Si los roles de los alumnos se repiten en muchas generaciones entonces podemos usarlos a nuestro favor… He aquí algunas consideraciones que Carrillo y su equipo (et al., 2002, pp. 66-68) realizan algunos roles de los alumnos:

Rol Característica Cómo tratarlo
El eterno preguntón Interrumpe constantemente y quiere dar a conocer su opinión; quiere que se apoye su punto de vista. Dirija sus preguntas al grupo; no resuelva sus problemas; no tome partido.
El ofensivo Le gusta herir a los demás y siempre tiene razones legítimas para quejarse. Permanezca tranquilo; busque que el grupo no lo tome en cuenta; dígale que tratará con gusto su problema en privado y hágale ver premura de tiempo por la planeación.
El sabelotodo Quiere imponer su opinión a todos; puede estar efectivamente bien intencionado o simplemente quiere platicar. Deténgalo mediante preguntas difíciles; refuerce la confianza del grupo para que no se deje imponer; use la frase “he aquí un punto de vista interesante, veamos lo que opina el grupo”.
El mudo voluntario Se desinteresa de todo; se cree por debajo o por encima de los asuntos discutidos. Trate de despertar su interés pidiendo su opinión. Indique sin exagerar, el respeto por su experiencia o conocimiento haciendo que el grupo entienda su intención y explicando mejor aquello que él no comprende.
El distraído Divaga frecuentemente, pone poca atención e interviene fuera de lugar, ya sea hablando del tema o de otra cosa. Interróguelo con ayuda de preguntas fáciles y directas llamándolo por su nombre; retome la última idea expresada por el grupo y pídale su opinión.

En la siguiente edición seguiremos discutiendo algunos más…

Referencias:
Carrillo, E., Cortés, V., León, G., Domínguez, G. y Rojas, R. (1992). Formación de instructores empresariales. México: Nacional Financiera.

Comentarios a:
Luis Medina Gual
luismedina@tomasmorodos.edu.mx
Asesor Pedagógico Docente
CCH Tomás Moro Santa Fe
15 de Febrero de 2009

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