domingo, 6 de septiembre de 2009

Reflexiones sobre cómo "la educación encierra un tesoro"

Con mis alumnos he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más
Proverbio Hindú

En esta ocasión y a manera de una introducción a los contenidos que habremos de revisar en estas líneas semana a semana, se ha optado por replantear un clásico de la educación: El texto “La educación encierra un tesoro” coordinado por el político francés Jacques Delors y por una comisión internacional para la UNESCO. En este documento Delors conceptualiza a la educación como la gran “utopía necesaria” al enmarcarla en la complejidad del siglo XX.

Con esta base, reflexiona sobre los retos de la educación ante la globalización y la responsabiliza de preparar a las generaciones para la democracia. Entre otras muchas ideas que plantea, quizá la más conocida sean los cuatro pilares de la educación (en miras a los retos que planteaba la prospectiva del siglo XXI): aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Demos unos segundos para reflexionar sobre los cuatro pilares de Delors: ¿Los cuatro pilares siguen vigentes? ¿Realmente buscamos educar basándonos en estos cuatro pilares? ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué pilar es el que más fomentamos? ¿Qué pilar es el que más descuidamos?

Quizá la premisa de Delors no fue nueva. Sin embargo, la forma en que planteaba que estos aprendizajes habrían de preparar a los estudiantes al siglo XXI, sí lo era. Hoy ya estamos en el siglo XXI. ¿Qué ha sucedido en los sistemas educativos desde que fue escrito el “informe Delors”? ¿Estamos logrando preparar a los alumnos en estos cuatro pilares? La respuesta podría ser que… “en eso estamos”. Se han logrado grandes avances como la evaluación de sistemas educativos; se ha optado por currícula flexible que atiende tanto las necesidades de la investigación como de la sociedad; se ha comenzado a incorporar la tecnología en el aula, etcétera.

En este sentido, la historia de la educación y de la ciencia pedagógica ha sido paralela al desarrollo científico-tecnológico. Estos últimos dos siglos han sido caracterizados por una vorágine de cambios en todos los ámbitos y la educación no ha sido la excepción. A pesar de ello todavía nos falta un muy buen tramo en aspectos tan primarios como la equidad. Ahora bien, surge la pregunta: ¿Qué nuevos retos educativos surgirán en este siglo? Si bien la prospectiva puede ser una buena arma, realmente no lo sabemos. Será interesante vivir estos cambios: ¡Usémoslos a nuestro favor!

Luis Medina Gual
Asesor Pedagógico Docente
CCH Tomás Moro Santa Fe
25 de Agosto de 2009

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