domingo, 2 de mayo de 2010

Las nuevas tecnologías en el aula

La cuestión de las tecnologías en el aula no es si debemos o no usarlas, es cómo debemos usarlas
Anónimo.


Una vez escuché una historia de un teórico de la educación, Seymour Papert. Dicho teórico hacía analogías sobre la educación y las nuevas tecnologías. En una de estas narraciones Papert dijo (traducción de Badilla, 2005):

“Imaginemos un grupo de viajeros del tiempo provenientes del pasado; entre ellos hay un grupo de cirujanos y un grupo de maestros de escuela, todos ellos ansiosos por conocer cuánto ha cambiado su profesión al cabo de cien o más años. Imaginemos el desconcierto de los cirujanos al encontrarse en el quirófano de un hospital moderno. Si bien serían capaces de reconocer que se estaba llevando a cabo una operación, e incluso podrían adivinar cuál era el órgano enfermo, en la mayoría de los casos no serían capaces de hacerse una idea de cuál era el objetivo del cirujano ni de la función de los extraños instrumentos que este y su equipo estaban utilizando. Los rituales de la asepsia y la anestesia, los agudos sonidos de los aparatos electrónicos y las brillantes luces, tan familiares para los espectadores habituales de televisión, les resultaría totalmente extraños.
Los maestros del pasado, por el contrario, reaccionarían de manera muy distinta a la clase de una escuela primaria moderna. Posiblemente se sentirían confundidos por la presencia de algunos objetos; quizá percibirían cambios en la aplicación de ciertas técnicas- y seguramente no habría acuerdos entre ellos sobre si el cambio ha sido para bien o para mal-, pero es seguro que todos comprenderían perfectamente la finalidad de cuanto se estaba llevando a cabo y serian perfectamente capaces de encargarse de la clase. Utilizo esta parábola a modo de medida, tosca pero eficaz, de la desproporción que existe en las diferentes facetas del cambio histórico. En el umbral del asombroso crecimiento de la ciencia y la tecnología de nuestro pasado más reciente, algunas áreas de la actividad humana han sufrido un megacambio. Las telecomunicaciones, el ocio y el transporte, así como la medicina, se hallan entre estas áreas; la escuela permanece como notable excepción. Tampoco podemos decir que no se haya producido ningún cambio en cómo se educa a los estudiantes, pues es evidente que lo ha habido. Sin embargo, la parábola me brinda la oportunidad de hacer hincapié sobre algo que todos sabemos acerca de nuestro sistema educativo: si, ha cambiado, pero no hasta tal punto que su naturaleza se haya visto sustancialmente alterada.
La parábola nos plantea la siguiente pregunta: ¿por qué, en un período durante el cual hemos vivido la revolución de muchas áreas de nuestra actividad, no hemos presenciado un cambio comparable en la manera en que ayudamos a nuestros estudiantes a aprender?”

En este sentido, las nuevas tendencias en la educación hablan constantemente de la inclusión de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (abreviadas como NTIC’s) dentro del aula. Sin embargo, dicha innovación busca más que “adornar” la clase con nuevas y vistosas herramientas y aditamentos, enriquecer las sesiones a través del uso de la tecnología. Como Papert diría en otra de sus intervenciones, no se trata de preocuparse por la tecnología per se, se trata de preocuparse por el aprendizaje de los estudiantes en última instancia.

Hoy por hoy, la pertinencia del uso de las NTIC’s ni siquiera es discutida, lo que se discute es cómo vincular el mundo de tecnología en el que están inmersos los niños con la escuela. Solamente tienes que pensar por un momento en todos los estímulos a los que diariamente están expuestos los niños de hoy: teléfonos celulares, juegos de computadora y con consolas, internet, redes sociales, etc. Si reflexionamos sobre ello nos cuestionaremos rápidamente: ¿cómo es que la escuela puede competir y cooperar con estas tecnologías? Ahí se encuentra uno de los retos que continuamente estamos abordando. Sin lugar a dudas estos nuevos retos nos han tomado hasta cierto punto por sorpresa.

A pesar de ello las instituciones educativas han encontrado maneras de potenciar el aprendizaje a través del uso de las tecnologías. Se han creado diversas metodologías como el uso de la WebQuest que busca desarrollar habilidades de investigación y discriminación de fuentes válidas y confiables de información en el Internet; administradores y gestores del aprendizaje (conocidos en inglés como Learning Management Systems o LMS) que buscan sistematizar los procesos de enseñanza-aprendizaje a través del Internet; trabajos colaborativos en línea como en el caso de Red Escolar (auspiciada por el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa o ILCE) en los que los estudiantes interactúan de forma remota y asíncrona (en diferentes momentos) con estudiantes de otras partes del país y del mundo; objetos de aprendizaje o mini-applets (aplicaciones) y software específicos para la enseñanza de una asignatura o un contenido; herramientas para la enseñanza como los pizarrones electrónicos, etc.

Así, podemos ver que los avances en educación han sido cuantiosos para el poco tiempo en los que la tecnología ha permeado a la educación. Sin embargo, sabemos que aún nos falta mucho y por ello seguimos en el camino para seguir con los esfuerzos de potenciación del aprendizaje a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Referencias:
Papert, S. (trad. Badilla, E.) (2005). La máquina de los niños: replantearse la educación en la era de la computación. Obtenido de: tarf.ihmc.us/rid...506/Viajantes%20del%20Tiempo%20conectate.doc

Comentarios a:
Luis Medina Gual
luismedina@tomasmorodos.edu.mx
Asesor Pedagógico Docente
CCH Tomás Moro Santa Fe
12 de Abril de 2010

1 comentario:

IvanMartinez dijo...

La aplicación de tecnologías de información y comunicación aun no permea en los sistemas de educación, y la brecha se observa mayor en la educación básica. En México, se han intentado varios proyectos para promover el uso de redes e internet para maximizar el proceso educativo. El Proyecto "Enciclomedia" busco integrar los procesos educativos con las nuevas tecnologías. Sin embargo, aun falta un gran trecho para poder aprovechar al máximo este vinculación. La internet nos proporciona un sin número de fuentes de información (que debemos aprender a discernir), nos permite la comunicación instantánea (como el chat, redes sociales), la aportación de ideas (como en los blogs) y la construcción colaborativa del conocimiento (como Wikipedia). Junto con el proceso de cambio en la formación pedagógica de la sociedad, también es fundamental la modificación de las instituciones que realizan esta labor, como Universidades o el gobierno, para garantizar una capacitación adecuada y permanente al personal docente, permitiéndoles el uso amplio y adecuado de las redes tecnológicas. Muestra de ello es la educación a distancia, promovida por la mayoría de universidades públicas y privadas, donde se imparten cursos, talleres, o programas académicos completos, con la misma intensidad y validez que los estudios tradicionales.