jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Qué voy a ganar si aprendo esto?

El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender, está tratando de forjar un hierro frío
Horace Mann (Educador Estadounidense)

En la semana me encontraba buscando algo de material sobre educación y de pura casualidad me encontré en una página Web un breve artículo en inglés que me agradaría traducirlo para compartirlo con ustedes:

Después de resolver un ejercicio matemático, un estudiante que asistía a un curso de geometría bajo la tutela del famoso matemático Euclides de Alejandría preguntó, “¿Qué voy a ganar al aprender todo esto?”. Cuando Euclides de Alejandría escucha esto le pide a su asistente que se acerque y le indica sarcásticamente “dale al joven 3 monedas ya que quiere hacer algo de dinero con lo que aprende”.

La búsqueda del conocimiento –sin pensar en beneficios o retribuciones inmediatas- es una característica de los seres racionales, específicamente… los seres humanos. Sería posible afirmar que lo que nos hace únicos es la imperante curiosidad que nos caracteriza. Si durante el amanecer de la curiosidad de la humanidad ésta era un sinónimo de supervivencia, hoy por hoy ya no lo es.

En la actualidad los periódicos, el radio, la televisión y el Internet son fuentes [aparentemente] inagotables de fuentes de información que llegan hasta nuestro hogares día y noche a fin de satisfacer nuestra hambre de saber cosas, de aprender, de estar informados… tanto así que, la vasta cantidad la información es prácticamente no sistematizable, hace que la obtención de la información requiera de “habilidades de selección y discriminación”.

Por otra parte, algunos científicos siguen curioseando acerca de lo que motiva nuestro comportamiento de “exploración” (este comportamiento incluye el juego de los niños). Me gustaría agregar que la curiosidad llega a ser considerada incluso como un indicador para la medida del “tono cerebral” y que al mismo tiempo es un antídoto contra los estereotipos, el ego y el aburrimiento. Absolutamente todo puede ser fuente de conocimiento; los hechos y las cosas que aparentemente no tienen sentido, que son ineficientes, no tienen un uso, son absurdas, anticuadas, paradójicas o erróneas… son en sí mismas instructivas. Recuerde que América fue descubierta por los europeos debido a que Colón hizo un error de navegación.

Para concluir me gustaría preguntarles si ustedes saben quien dijo las siguientes palabras: “Ni soy sobredotado ni sobrecreativo. Yo sólo soy muy, muy, muy, muy curioso.” ¿Ya lo adivinaron? ¡Pues claro! Albert Einsten, el eterno niño.

Referencias:
Obtenido de: http://www.archimedes-lab.org/index_curiosities.html el día 30 de octubre de 2009.

Comentarios a:
Luis Medina Gual
luismedina@tomasmorodos.edu.mx
Asesor Pedagógico Docente
CCH Tomás Moro Santa Fe
10 de Noviembre de 2009

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